Hoy en día absolutamente todo está conectado a Internet: la televisión, nuestro reloj, el videoportero, el monitor para la cuna del bebé… Por desgracia, no nos damos cuenta de que, a menudo, estos aparatos traen todos de fábrica la misma clave de acceso, lo que significa que si no se la cambiamos, cualquiera podría acceder sin nuestro permiso. ¿No te parece creepy que un desconocido tenga acceso al vigilabebés de la cuna de tu retoño?

¿Qué debo hacer?
Dependiendo del dispositivo tendrás que seguir unas instrucciones u otras, pero normalmente son tan sencillas como abrir un navegador en un ordenador conectado a la misma red, abrir una dirección concreta indicada en el manual, y teclear la nueva clave. Y, por supuesto, si el dispositivo que has comprado no permite cambiar la contraseña, devolverlo de inmediato.
Cambiar la clave por defecto de los aparatos que compras te permite evitar que un desconocido pueda acceder de manera remota a ellos. Un ejemplo es la clave de la WiFi que te pone tu proveedor: aunque hoy en día, en general, sí es realmente aleatoria, ha habido varios casos en los que no era tan aleatoria y era posible deducirla a partir del identificador por defecto, por lo que si no la cambiabas por otra, cualquiera podría conectarse a tu red sin tu permiso, con el peligro que ello supone. Lo mismo con cámaras de seguridad, monitores de bebés, porteros automáticos… ¿Te imaginas que cualquiera pudiese ver lo que transmiten?