
No es raro encontrarse un día por la calle un dispositivo USB tirado. “Quizás se le ha caído a alguien”, podemos pensar, y decidimos llevarlo a casa para echarle un vistazo al contenido y ver si podemos devolvérselo a su legítimo dueño. Por desgracia, muchos ciberdelincuentes se dedican a esparcir pequeñas memorias USB con virus y troyanos, con el objetivo de infectar ordenadores. Algunas, incluso, son muchísimo más avanzadas, y en lugar de ser simples memorias, contienen completos microprocesadores que infectan nuestro equipo sólo con insertar el dispositivo en un enchufe USB.
¿Qué tengo que hacer?
Un dispositivo USB tirado en el suelo es algo muy goloso, pues nuestra curiosidad nos puede. Esto lo saben muy bien los ciberdelincuentes, e intentarán aprovecharse de ello. Si la encuentras por la calle, o en un centro comercial, tienda, cine… lo mejor es dejarla donde está. En cambio, si la encuentras en alguna zona pública de tu centro de trabajo (como por ejemplo el aparcamiento, o en la acera junto a la entrada), lo mejor es entregársela al encargado de seguridad. Él podrá analizarla sin peligro y descubrir si es una amenaza de seguridad, o simplemente un despiste de un trabajador.