
A pesar de la extensión de medidas de protección por parte de los grandes proveedores, todavía se cuentan por miles de millones los correos de phishing que se hacen pasar por otra persona o empresa para estafar a los usuarios. Por eso es importante fijarse siempre en los detalles y comprobar que el remitente es realmente quien dice ser.
¿Qué debo hacer?
Analiza bien el remitente para confirmar que el nombre es el real, y no un nombre parecido (por ejemplo, g00gle.com, con ceros en lugar de ‘oes’ sería una cuenta falsa). Desconfía si una empresa te pide en un correo que pinches en un enlace, o si utiliza términos de urgencia (por ejemplo, “confirme sus datos antes de 24 horas”, “sólo los primeros en pulsar tendrán premio”). En caso de duda, contacte con la persona o la empresa a través de otro canal (por ejemplo, por teléfono) para confirmar que lo que dice el mensaje es cierto.
Estas técnicas ayudan a evitar que caigas en trampas de suplantación de personalidad, con las cuales pueden robarte tus datos personales (incluyendo cuenta bancaria o número de tarjeta de crédito) o que te estafen para que envíes dinero pensando que lo haces a alguien de confianza.