
La privacidad en Internet es muy importante, pues si ella estaríamos permitiendo que los malos puedan hacerse con nuestras claves bancarias, información confidencial… Por eso es fundamental que siempre que accedamos a una página con información sensible (como la de nuestro banco, o nuestro correo electrónico online), nos aseguremos de que estamos utilizando HTTPS, que se encarga de garantizar que las comunicaciones van cifradas y son seguras, y que el certificado es válido.
¿Qué tengo que hacer?
Siempre que vayamos a una página sensible, debemos mirar en la barra de direcciones si hay un dibujo de un “candado cerrado”. Si no está, debemos editar la dirección y cambiar nosotros mismos el “http://” del principio por “https://”. Además, para estar seguros, debemos pinchar sobre el candado para que nos de información extra sobre si la conexión es segura y sobre el certificado. Si el candado está tachado o aparece el texto “no es seguro”, debemos revisar si realmente estamos accediendo a la página que queremos, y no a una página falsa diseñada para parecerse a la auténtica.