
Una de las técnicas más habituales de los ciberdelincuentes es presionar a su víctima a tomar decisiones en el acto, sin darles tiempo a pensar. Esto es lo que suelen hacer en el phishing telefónico, en el que suelen utilizar un lenguaje agresivo para conseguir que la víctima haga lo que ellos quieren, alegando bien ofertas por tiempo tan limitado que necesitan una respuesta YA, bien la existencia de una deuda o multa que hay que pagar de inmediato en la misma llamada, pues si no habrá que pagar un recargo. Por eso hay que desconfiar de quienes nos llamen e intenten de manera insistente que les demos datos en el momento, o que hagamos cosas de inmediato, sin darnos tiempo para evaluar la situación y tomar una decisión racional.
¿Qué debo hacer?
Si recibes una llamada telefónica en la que intentan presionarte para que les des datos personales (como tu número de cuenta corriente, tu tarjeta de crédito, tu DNI o incluso los teléfonos de tus amigos) o para que aceptes una oferta, conserva siempre la calma y niégate. Exige saber quien está llamando, comunícales que te pondrás tú en contacto con ellos, y cuelga. Si se trata de una presunta deuda, busca el número de teléfono real de la empresa en internet y, con calma, infórmate de dicha deuda. Si se trata de “una oferta que no puede rechazar de tu compañía de teléfono, luz, u otra”, desconfía: ninguna empresa se gasta dinero para llamarte e informarte de cómo puedes pagarles menos. Y si se trata de una empresa desconocida que te ofrece algo (por ejemplo, unas noches de hotel a un precio excepcional), no hagas ni caso: hay varias empresas que se dedican a realizar ofertas aparentemente buenas pero que incluyen costes ocultos elevados. Y por supuesto, jamás instales ningún programa que te pidan, por mucho que insistan en que es fundamental que lo hagas y que corres inmensos riesgos si no lo haces.
Cuando recibes una llamada telefónica, realmente no sabes con quien estás hablando, pues el interlocutor puede mentir e incluso falsificar el número de teléfono que aparece en la llamada. Darle a un desconocido datos personales como el número de tarjeta de crédito es el abono perfecto para caer en una estafa y que nos vacíen la cuenta corriente, o que nos vendan cosas que no necesitamos a base de presionarnos. No instalar programas extraños evita, además, que los atacantes se hagan con el control de tu ordenador o tu móvil para acceder a tus datos. Si alguien te llama y te presiona para que hagas algo YA, la respuesta siempre debe ser “NO”.